sábado, 24 de octubre de 2009

: : : Evocaciones : : :

Una mirada tras una ventana en un día de lluvia, o desenfocada por efecto de la evasión. Gente que pasa alrededor, más ninguna de sus miradas reparan en ti. A lo lejos, alguien alza un brazo en señal de saludo; tú, sorprendido, le respondes con el mismo gesto. Al momento, te percatas de que una vez más la mirada no iba dirigida hacia ti.
Una rutina, ojos rojos, quizás por la polución, e irrespetuosidad de tus congéneres, tal vez por la pantalla que todos los días has de observar, o a lo mejor por los sábados que no perdonas.
Cuatro paredes que mantener, sumadas a tu estado de ánimo que tanto varía.
Vueltas y más vueltas en la cama, entre los sueños y tu vida social. Vuelta a empezar, una y otra vez.
Un día cualquiera, como otros tantos, te paras, miras al cielo, esperando ver si algo cae, si las estrellas te devuelven la mirada que muchas otras noches ya lanzaste. Luego, al ver los, a tu parecer, equivocados resultados de tus actos, vuelves a bajar la vista, todo sigue igual, sabes que has de seguir adelante, y confías en que algo llegará…Esperas, te evades, vuelves a la realidad, otra vez te encuentras contemplando la dichosa pantalla y, no mucho más lejos, en la calle, otros tantos no se ven tan distintos a ti, miradas perdidas, algunas aún con la inocente felicidad, otras con las arrugas de la experiencia. Sigues pues, buscando un camino, una luz, un milagro que te lleve por el terreno del ascenso y la superación personal.
Una noche cualquiera, como otras tantas, estallas a llorar con tu almohada como hombro en el que apoyarte, las sábanas no son suficiente para tapar todo lo que sabes, lo que has hecho, una vez pasada la barrera de la ignorancia, quieres volver a ella, pero esta noche… esta noche no vas a dormir, vas a plantearte una forma de subir al cielo, coges las pastillas con cara sonriente y, sin más, tratas de estar en paz.
Te encuentras en oscuridad, estás tranquilo, no sientes preocupaciones, no sientes nostalgia, no piensas que te pueda pasar nada porque no sientes nada, no obstante al momento ves una luz, una luz intensa, y sientes un terrible dolor en la cabeza, te cuesta respirar, pero ahora ya sientes algo, tu corazón sigue donde estaba, oyes voces y al momento todo vuelve a desaparecer, sigues tranquilo, ya no recuerdas que ha pasado, piensas que era sólo un sueño. No pasan apenas para ti unos minutos cuando vuelves a oír un llanto, un llanto que ahora recuerdas, que muchas otras veces habías oído, sientes como te cogen de la mano, tienes dudas, sientes algo que hacía mucho que no sentías. Es el momento de abrir los ojos, ya en el presente, una joven está a tu lado, creías que estabas solo, pero ahí está, la chica de las fotocopias, la de los recados.
Entonces reparas, piensas en todas las miradas que te había lanzado, en todas las que eludiste porque creías que no iban para ti, si no para algún otro… Tan cerrado estabas en ti mismo, que te estabas perdiendo muchas de las oportunidades que la vida te daba. Además, ahora ves que tú mismo eras una de esas personas que no se fijaban a su alrededor, veías cómo se comportaba la gente, pero debido a tu forma de pensar, en ningún momento se te ocurrió que alguna mirada podría ser para ti…De todas formas, ahora, sólo importa el presente, lo que tienes delante, así que tu mirada perdida se va enfocando poco a poco, mientras se la devuelves, y por primera vez en mucho tiempo lanzas una sonrisa sincera, algo torcida por la falta de costumbre, pero la corriges, y empezáis a hablar. Ella te cuenta tranquilamente lo que ocurrió y lo nerviosa que se puso, aquella misma tarde te había dejado un mensaje bajo el teclado del ordenador para quedar después del trabajo. Siendo que erais vecinos y no cogías el dichoso teléfono, te fue a ver. Pero claro, aquel mensaje no lo llegaste a mirar, ni sabías que estaba ahí, pese al cabeceo que te hizo cuando la miraste, pero, una vez más, creías que esa mirada no iba para ti, y que simplemente hacía señas al que tenías detrás, ya lo dabas por hecho.
Ahora ves la verdad, lo ves con claridad, has aprendido que has de mirar a tu alrededor, y no dejarte sorprender por las primeras impresiones, a veces has de seguir mirando más rato para comprender cada movimiento y saber lo buena o mala que es la gente.
Años después, te encuentras casado y con un hijo, tu vida dio un cambio radical, aquella noche, ahora, estás yendo a recogerle al colegio, hasta empujas a una señora porque no tienes tiempo, y has de llegar. Sigues tu camino, ves a tu hijo corriendo hacia ti, os abrazáis, y volvéis a casa. De camino, piensas en esa señora, y te das cuenta de que ahora eras tú el que ibas a tu aire sin reparar en la mirada de los demás, no muy lejos, detrás de ti, un joven mira con odio la incomprensión de sus congéneres, siente rabia porque sabe que el mundo funciona así, si algo molesta lo aparto, si algo lo quiero, voy a por ello, sin importar lo que piensen los demás, es tal el egoísmo del ser humano que la perdición del mismo está asegurada. Condenados, buscamos la forma de sobrevivir en un ambiente hostil de la mejor manera posible, aunque con ello tengamos que degradar la vida de otras personas.
¿Destino o libertad? ¿Cuán importantes son las decisiones que tomamos? Entre la incertidumbre vagamos, ciegos y sin bastón… y como perro guía, el miedo.


by elghor


-_-

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